Hemos visto que en los últimos años las hipotecas fijas se han consolidado ya que aparentemente presentan ciertas ventajas con respecto a los tipos variables.
La nueva ley hipotecaria facilitará que en el mercado se concedan un porcentaje muy importante de hipotecas fijas respecto a las de tipo variable.
Esto sucederá debido a que el proyecto de ley facilita el cambio de tipo variable a fijo, abaratando el coste asumido por el cliente que desea cambiar su hipoteca variable a fija.
Además, las comisiones por conversión de tipo variable a fijo se suprimen a partir del tercer año y se rebajan los gastos de notaría y registro.
Los clientes tienen buena percepción de las hipotecas a tipo fijo ya que prefieren blindarse ante una posible subida de los tipos de interés, no hay que olvidar que la vida media de un préstamo en España es de 20 años.
Es cierto que los tipos de las hipotecas fijas son ligeramente más caros que los de las variables, pero a cambio ofrecen mucha más seguridad.
Los interesados en comprar una vivienda que tengan ahorrados entre el 10% o 12% del precio de la vivienda tendrán buenas opciones para conseguir financiación.
Sin duda la decisión de elegir el tipo de hipoteca es importante ya que marcará nuestra economía familiar durante bastantes años.
La situación personal y laboral son determinantes para decantarse por una u otra hipoteca, hay que tener claro que un modelo de financiación no es mejor que otro, todo depende del perfil financiero, laboral y personal.
Para una persona que no quiere correr riesgos, las hipotecas a interés fijo son la mejor opción, las mensualidades se mantienen en el tiempo sin cambios y siempre se paga lo mismo.
Si tenemos capacidad para tolerar el riesgo, las hipotecas variables son interesantes ya que a corto plazo pueden ser más baratas.
Otro punto a su favor es que los bancos ofrecen períodos de amortización más extensos, de entre 30 y 40 años por lo que se reduce el coste de las mensualidades.
Una posible desventaja es que el interés de estos préstamos depende de las variaciones de un índice de referencia (Euríbor o IRPH), por lo que en cada revisión las cuotas pueden abaratarse o encarecerse.
Es cierto que ahora están baratas, pero no se puede asegurar que esto sea sostenible en el futuro.
Actualmente el mercado hipotecario tiene una oferta diversificada y las diferencias entre las hipotecas fijas y variables se están recortando hasta el punto de que es posible encontrar ofertas a tipo fijo y variable bastante similares.
Como resumen podemos considerar que las principales ventajas de las hipotecas fijas serían que las cuotas mensuales son estables y que el periodo de pago es más corto por lo que se reduce el número de años pagando intereses.
Las desventajas serían que en el corto plazo las mensualidades son algo más elevadas ya que estas hipotecas tienen plazos más cortos, pero con intereses más altos.
Otra cuestión a tener en cuenta es que penalizan el cambio ya que por ley tienen una comisión de riesgo por tipo de interés, que normalmente oscila entre el 0,5 % y el 5 % del capital pendiente para amortizar, además suelen tener más comisiones como la de apertura.
Respecto a las hipotecas variables, la ventaja fundamental sería que en el corto plazo son más económicas, en estos momentos el Euríbor cotiza en valores mínimos y los intereses que se abonan mensualmente son relativamente bajos ya que los diferenciales también son bajos.
Otra ventaja adicional es que los plazos de amortización son más largos, el mercado ofrece hipotecas a tipo variable con plazos de hasta 40 años.
Alargar el plazo supone pagar mensualidades más bajas, pero también se pagan más intereses.
Por último, tienen menos comisiones que las fijas y son más baratas.
Entre las desventajas que presentan las hipotecas variables, la principal sería que las cuotas son variables por estar vinculadas a un índice de referencia, normalmente el Euríbor a 12 meses, la cuota varía tras cada revisión de la hipoteca, que puede ser semestral o anual.
Además, son más caras a largo plazo, es cierto que las cuotas son más reducidas ya que el plazo es más largo, pero también se pagan más intereses.
A día de hoy, todavía sale más a cuenta tener firmada una hipoteca variable que una fija.
Algunos estudios indican que los préstamos referenciados al Euríbor son unos 90 euros de media más baratos al año que los que tienen un interés constante, aunque esto podría cambiar si el Euríbor experimentara una subida notable durante los próximos años.
Es decir, una hipoteca fija es más conveniente si el índice aumenta a corto o medio plazo, ya que el interés constante nos protege de las subidas de las cuotas.
En cambio, si el Euríbor se mantuviera en unos niveles similares a los actuales, el tipo variable sería más favorable.
Nuestra decisión debería basarse en si preferimos la seguridad que ofrecen las hipotecas fijas y tenemos una economía más holgada o en cambio preferimos el atractivo precio actual de las hipotecas a tipo variable y disponemos de una economía más ajustada.
Soy asesor inmobiliario, si necesitas ayuda no dudes en consultarme.
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